El pasado viernes 22 de Julio de 2011, Noruega experimentó su suceso más trágico desde la II Guerra Mundial. Justo antes de las 15:30 horas una bomba explotó en el edificio del Gobierno en el centro de Oslo. Este hecho que se saldó con siete personas asesinadas y daños en los edificios de todo el centro de nuestra capital fue una tragedia en sí mismo. Sin embargo, fue completamente eclipsado por la sucesiva masacre en el campamento de las Juventudes Laboristas en Utoya.
La cifra de muertos no está totalmente clara todavía, pero al menos son 86 personas, principalmente adolescentes y jóvenes, quienes han sido brutalmente acribilladas y asesinadas, mientras casi 70 están gravemente heridos en los hospitales, algunos a punto de morir. Estos asesinatos a sangre fría se hacen todavía más trágicos por el hecho de que estaban dirigidos a jóvenes inocentes y niños reunidos en su campamento de verano anual para discutir asuntos políticos y disfrutar de las vacaciones de verano en compañía de los otros.
Desde la Liga de Jóvenes Comunistas de Noruega (NKU) expresamos nuestro más profundo pésame a las Juventudes Laboristas (AUF), a los heridos y a todos los que han perdido a sus amigos y seres queridos. Debido a que compartimos historia con la AUF, siendo miembros de la misma organización desde 1903 a 1923 y compartiendo muchas décadas de lucha, los ataques los sentimos como propios.
Cuando empezaron a aparecer las primeras noticias sobre la explosión en Oslo, mucha gente se apresuró a sacar sus propias conclusiones sobre quien pudo ser el responsable y expresó su odio contra los inmigrantes y musulmanes. Que mucha gente asumiera que el extremismo musulmán estaba detrás del ataque no es de extrañar teniendo en cuenta la ansiosa participación de Noruega en las guerras imperialistas de la OTAN. Pero que tantos, tan pronto, usaran este horrible atentado para alimentar el odio contra los inmigrantes en Noruega fue aterrador y censurable.
Si el ataque hubiese sido realizado por un musulmán las consecuencias políticas hubieran sido enormes. El prejuicio generalizado contra los musulmanes se hubiera encendido y los ataques hubieran sido usados por la extrema derecha y por los populistas para “confirmar” sus puntos de vista sobre el peligro de la inmigración y el Islam, legitimando más discriminación contra las minorías y políticas de extranjería más agresivas. Lo más probable es que las autoridades hubieran aprovechado la ocasión como una excusa para aumentar los poderes de la policía, a expensas de las libertades individuales, como ha pasado en EEUU y Gran Bretaña.
Ahora se sabe, sin embargo, que el asesino en serie responsable de los ataques no es inmigrante o musulmán, sino todo lo contrario, de la etnia noruega y cristiano conservador. Irónicamente, el individuo responsable de los dos atentados el 22 de Julio, Anders Behring Breivik, comparte muchas de las opiniones de mucha de esa gente que inmediatamente después de los atentados culpó a los inmigrantes. Breivik pertenece a la extrema derecha, pero sus puntos de vista son comunes: conservador, anti-musulmán, anti-inmigración, y anti-socialista. Estas ideas están por toda Europa y están creciendo a un ritmo alarmante. Por mucho tiempo esta ideología, que promueve el odio irracional contra los inmigrantes y contra la oposición política, ha ido creciendo sin la respuesta de los gobiernos o los medios de comunicación. La NKU ha subrayado en los últimos años el peligro del crecimiento de esta ideología de odio y ha tenido como prioridad política la lucha contra ella. Ahora hemos experimentado, desgraciadamente, lo peligrosa que puede llegar a ser realmente.
El trágico suceso en nuestro país nos muestra la importancia de una lucha común en toda Europa contra el crecimiento de esta enfermedad, que no es nada más que el fascismo con un nuevo disfraz. A pesar de que los ataques fueron llevados a cabo por una persona psicótica, no pueden ser ignoradas las motivaciones políticas. Y aunque los ataques catastróficos como estos son poco habituales, el odio que los conduce será una amenaza constante en nuestras sociedades si no se le combate. La única solución es luchar contra los prejuicios, la xenofobia, y la demonización de los adversarios políticos que representa este crecimiento de la ideología neo-fascista, y la creación de una sociedad basada en la paz, la tolerancia y la igualdad, tanto a nivel nacional como internacionalmente.
Comité Central de la Liga de Jóvenes Comunistas de Noruega (NKU).
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