Con cada golpe, con cada grito, con cada mirada agresiva, el patriarcado nos recuerda que está presente, que tiene fuerza. Con cada gesto soberbio, con cada calle oscura, con cada agresividad, el patriarcado nos hace ver lo necesario que es combatirlo.
La violencia contra las mujeres, el terrorismo patriarcal, tiene mil caras, mil formas, mil siluetas. Puede verse en muchos sitios a la vez. Es permanente y ubicuo.
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